jueves, 2 de mayo de 2019

EL CABALLO PERUANO DE PASO Y LA DOMA RACIONAL

Cuando comencé a estudiar y a practicar la doma racional, allá por el año 1998, lo hice para intentar corregir el inmenso daño que le había hecho un impaciente “chalán” (enfrenador) a mi querido potro “Naranjo”, cuando regresé a la hacienda de mi padre, después de estudiar medicina, me encontré con un monstruo inmanejable, un animal traumado.

Gracias a Dios, durante mi época universitaria fuera del país, había escuchado sobre la doma racional y me involucré y estudié todo lo que pude hasta que sané a mi querido caballo. Con el paso del tiempo y tras cientos de caballos domados, comprendí que la doma racional no solo me era útil para amansar un caballo o quitarle sus traumas, sino también para "enfrenarlo". 

Todo lo aprendido me lleva ahora a asegurar, que es útil desde todo punto de vista; con la doma racional no solo consigo un caballo manso, equilibrado, seguro y voluntarioso y que es además suave de boca y bien enfrenado, sino que lo consigo en menos tiempo y a una fracción del costo; porque mantener un caballo es caro y es caro también enfrenarlo, eso, cuando se tiene la fortuna de conseguir a alguien que lo haga bien. Todo se basa en el principio de que, si hace las cosas a gusto, las hace mejor, hablo del caballo, claro. Ustedes mismos ¿Cuándo hacen mejor las cosas, bajo amenaza y coerción, o con la promesa de un premio o experiencia gratificante? ¿En quién confían más, en un jefe que impone ideas o en un líder que los guía y les muestra el camino?

La doma racional saca de la ecuación todo rastro de violencia y basa sus logros en el liderazgo, la comunicación y la confianza, no hay jalones ni “pencazos”; se le “pide” y acaricia. Me permite además trabajar con un caballo desde muy temprana edad, lo voy preparando progresivamente para todo lo que ya sé que voy a tener que hacer más adelante, hablo desde prepararlo para cuando le toque ser casqueado, hasta enseñarle a entregarme la cabeza cuando y donde se la pida o a cejar a una señal mía (recalco la palabra “señal”). La doma racional no quiebra el espíritu del caballo, todo lo contrario, lo vigoriza, le da seguridad y eso se notará en su desempeño.

Una de las cosas más importantes que se le puede enseñar al caballo es a quedarse quieto, quieto para poder ponerle la silla, quieto para montarlo, quieto para poder recortarle los cascos, quieto para exhibirlo en el premio al mérito zootécnico, quieto para que no se caiga a una acequia que tiene al costado en una cabalgata… simplemente quieto, para lo que yo necesite. En la manada el caballo aprendió a quedarse quieto cuando el “alfa” así se lo indicó, sin cuestionarlo, el primero que se movió para curiosear porqué le estaban “diciendo” que no se mueva, delató su ubicación y fue presa del depredador que lo andaba cazando, así de sencillo; no te muevas significa: “No te muevas”; “Las órdenes se siguen sin dudas ni murmuraciones” diría un militar. Por eso es tan importante hacerse de una posición de liderazgo, para que sigan nuestras indicaciones, sin objetarlas o cuestionarlas, el caballo no tiene lógica, no necesita haber lógica en lo que le pido, simplemente obedecerá y lo hará confiado además, claro, siempre y cuando yo sea un buen líder y sea merecedor de esa confianza; ese debe ser nuestro compromiso, como buen líder, me corresponde velar por el bienestar de los que están bajo mi protección, cuidarlos y respetarlos.

Una vez ganado el liderazgo y su confianza, el caballo comenzará a seguir indicaciones, se le podrá enseñar muy fácilmente a cejar, o a no cargarse al freno, a entregar la cabeza, a que no le moleste la guarnición, a hacer una cesión a la pierna, a seguirme, a cruzar un vado… etc., y todo, a una indicación mía, no será necesario jalonearlo o exigirle, lo hará gustoso.

No es raro que me llamen y me digan: “Necesito que me veas este caballo, no se deja casquear”, yo voy, le muestro que no lo voy a lastimar, le enseño lo que quiero hacer y luego de que vea que puede confiar en mí, se queda quieto y se deja casquear. O las veces que me dicen, “Este caballo está duro de boca, se carga al freno”, yo voy, reviso que no haya nada infringiendo dolor, y le enseño, pie a tierra, a entregarme la cabeza con una señal (nuevamente recalco la palabra “señal”) y luego de asegurarme que lo hace bien, le pongo el bocado correcto y ya montado le doy la señal para que me entregue la cabeza o la deje donde yo necesito que la ponga; él me la entrega, yo no tengo que jalarlo. Desaparecen los tirones, desaparece el dolor y el caballo trabaja bien. Solo es cuestión de saber “pedirle” las cosas, me ahorrará mucho tiempo ya que no tengo que pelearme con él cada vez que me toque trabajarlo, además ahorraré mucho dinero ya que conseguiré mis objetivos en una fracción del tiempo; o si antes podía trabajar a 10 caballos en seis meses, ahora tendré más tiempo disponible y podré enfrenar a 5 caballos más en el mismo período. No solo eso, sino que el trabajo final será mejor, mis caballos serán tranquilos, seguros, confiables, bien enfrenados, voluntariosos y con el espíritu intacto porque nunca tuve que quebrarlos, a la hora de exhibirlos brillarán más que nunca. Pero no soy yo el inventor de la doma natural, aunque sus orígenes aún se discuten, la doma natural fue inventada, descubierta, hace mucho, yo solo he aprendido a usarla, lo puede hacer cualquiera, los invito a descubrirla, quedarán encantados.

Casi al principio de estas líneas, mencioné que una de las primeras cosas que yo le enseñaba al caballo era a quedarse parado, es cierto, y para ver su importancia práctica en los criaderos, les voy a poner un ejemplo de su utilidad:
En los concursos se exhiben siempre los caballos jóvenes al cabestro y veo, en muchísimos casos, que va el jalador por dentro y el potrillo, o la potranca, caminando en línea recta y con la cabeza también hacia adentro, lo cual es obvio, lo están jalando con el cabestro. Los saco de esa imagen por un segundo y les pregunto ¿Alguna vez han visto, por ejemplo, a Usaín Bolt (recordman olímpico y mundial en los 100 y 200 m planos), correr los cien metros planos? ¿Lo hace con la cabeza y mirada hacia adelante o lo hace medio de costado y/o con la cabeza hacia los lados? O nosotros mismos ¿Caminamos con la cabeza mirando hacia alguno de nuestros hombros, o con la vista al frente? ¿Cómo creen que nos iría, cuál sería nuestro desempeño? Seguramente todos dirán que, obviamente, tenemos que ir mirando al frente. ¿Por qué le pedimos entonces al caballo que haga lo que no resulta ni siquiera lógico? ¿No creen que lo haría mejor si lo hiciera con la cabeza al frente, con la columna vertebral alineada? Les aseguro que se meterá mejor debajo de la masa, lucirá más, su desempeño mejorará enormemente. Aquí es donde entra uno de los principios de la doma racional, que el caballo me siga voluntariamente, cuando yo se lo pida. Entonces, una vez que aprendió a quedarse parado, yo le digo a qué distancia quedarse quieto, cuando lo tenga a la distancia que lo quiero, me pongo a caminar, el caballo me seguirá, a esa distancia, en línea recta, con la columna recta, alineada; caminará, ahora sí, de manera natural, cómodo; entonces podrá exhibir todas sus cualidades, todo su potencial y en las mejores condiciones.

Otro ejemplo, y ya el último para no aburrirlos. El trabajo de boca, seguramente uno de los más importantes y delicados de realizar. Bueno, les cuento, la doma racional los puede ayudar a simplificar ese trabajo enormemente. Otra vez, la razón es muy sencilla, no hay violencia alguna en ninguna parte del proceso, y no me refiero necesariamente a golpes, hablo de cualquier tipo de violencia o causa de dolor; por lo tanto, el caballo trabajará a gusto y aprenderá rápido. Lo que hago es comunicarme con el caballo, no lo jaloneo, le “pido” que cuando yo le dé una indicación, él haga tal o cual cosa. Así de sencillo. Es “decirle”, “Mira querido amigo, cuando yo haga esto con la rienda, tú debes hacer esto otro”. Eso lo consigo en 10 minutos como máximo, la clase (como en el colegio) donde le enseño eso, es muy rápida, ya solo quedará un poco de tarea durante las siguientes 2 o 3 semanas, dos o tres veces por semana; al cabo de un mes, el caballo debería estar increíblemente suave de boca, así subrayado. Lo fantástico de esto, es que se lo puedo enseñar muy muy temprano en su vida, yo lo hago antes de que cumpla los dos años, obviamente todo este trabajo es pie a tierra, ya después, cumplidos los tres añitos, puedo repasar todo sobre el caballo y terminar el trabajo de enfrenadura en un par de meses más, es decir, que cuando normalmente se estaría comenzando el trabajo de enfrenadura tradicional, la doma racional y su filosofía, podrían permitirnos estar casi terminándolo, ahorrando así mucho tiempo y dinero.

Debo resaltar que todo lo expuesto en este artículo es válido para todas las razas de caballos, no únicamente para el caballo peruano de paso.

Ya para despedirme, los invito a darle a la doma racional, por lo menos, el beneficio de la duda, experimenten con ella, estoy seguro que quedarán, al igual que yo, maravillados con los resultados.

Un fuerte abrazo



Rafael O’Phelan

miércoles, 18 de febrero de 2015

¿De la Mano a la Boca?



¿Alguna vez han visto al jefe de un restaurante sirviéndole la comida al mesero?
¿O es el mesero el que le sirve la comida al jefe?

(Digo jefe para que la analogía se entienda más fácilmente) 

- Ustedes se cuestionarán:

- ¿A qué viene la pregunta?

Bueno, en muchas ocasiones me he enfrascado en largas conversaciones con personas que defienden la posición de darle de comer al caballo con la mano. Ahora se me ha ocurrido ponerles este ejemplo para tratar de graficar mejor mi manera de ver las cosas (creo que es el modo en que el caballo entiende estas cosas)

Yo defiendo la posición de que es el mesero el que le sirve la comida al jefe y no al revés, ya quisiera ver cómo reacciona el jefe cuando un empleado le pida: a voz en cuello

- “Ey Rafael, tráeme la comida”

En el caso de los caballos es igual, el jefe come primero, el resto come después, la jerarquía de las manadas se respeta, de eso depende la supervivencia del grupo.

- ¿Pero qué ocurre si le doy de comer a mi caballo en la boquita?

El caballo entiende que le estoy cediendo la posición de liderazgo, él es el jefe, él toma las decisiones. No pretendamos entonces que cuando me suba a él, éste vea las cosas de otra manera. Él sigue pensando que es el jefe y nosotros le pedimos que haga lo que nosotros queremos.

- ¿¡Dónde se ha visto que el empleado le dice al jefe que hacer!?

Es ahí donde comienzan los problemas más serios, donde el caballo (algunos más fácilmente que otros y algunos antes que otros) se torna “mañoso”, peligroso, territorial, agresivo, terco, y un laaaargo etcétera.

-¿Qué ocurre inmediatamente después?

Que comenzamos a abusar de la boca del caballo al tirar de ella llenos de frustración, comenzamos a encajarle las espuelas en las costillas o a “darles” con el fuete o látigo.

-¿Cuál es la consecuencia de eso?

Ni siquiera tengo que responder a la pregunta, estoy seguro que ustedes conocen la respuesta.

- “¡Te voy a enseñar quien manda!”

Uy, eso le he escuchado muchas veces, es más, en un principio, cuando sabía poco de caballos, lo dije yo mismo alguna vez, pero todos tenemos derecho a equivocarnos, pero por eso Dios nos dio la cabeza, no solo para ponernos el sombrero. Luego de estudiar, experimentar y comprobar, ahora sé que estaba equivocado y he cambiado mi manera de ver y hacer las cosas. Ahora sé que lo mejor es convertirme en el líder de la manada, todos los beneficios serán consecuencia natural de esa posición.

Ya para terminar, espero poder hacerlos reflexionar sobre el tema, esto se convierte en un círculo vicioso que se va complicando cada vez más y todo comenzó por darles de comer de la mano a la boca. Recapacitemos, los caballos no son perritos o gatitos, su psicología e instintos son totalmente diferentes a nuestras mascotas. Por el bien de nuestros queridos caballos y por el bien de nosotros mismos, denle todas las zanahorias que quieran, pero no desde la mano, pónganla en el comedero cuando lleguen a visitarlos o después de una buena jornada de trabajo.

Gracias por tomarse el tiempo para leer estas notas.

Un abrazo



                                                                                                    Dr. Rafael O’Phelan

sábado, 3 de enero de 2015

Razas de Caballos - Diferencias y Similitudes

-La doma natural ¿Se puede usar en cualquier caballo?, Me preguntan siempre.

A pesar que comencé domando caballos peruanos de paso (los míos), he tenido la oportunidad de domar caballos de una gran variedad de razas, siempre con gran éxito.

-¿Cómo es eso posible?

Bueno, la respuesta es muy sencilla. Después que los continentes se separaron, las razas evolucionaron con algunas características distintas entre si, dependiendo del medio ambiente y región en donde se desarrollaron, pero todas las razas de caballos que existen sobre el planeta tienen una raíz común, es por eso que todos “hablan” el mismo idioma.

-¿Hay excepciones?

Siempre las hay. En teoría una excepción será un potrillo o potranca huérfanos y/o que han vivido siempre aislados de sus congéneres. Esto se debe a que el lenguaje corporal que tienen los caballos es transmitido desde el nacimiento por las yeguas madres, esto ha ocurrido así desde siempre, generación tras generación.

Otra excepción será aquel caballo con alguna alteración mental. Si bien es cierto el porcentaje de estos animales es ínfimo, es cierto también que los hay, igual que existen personas con alteraciones mentales.

Al igual que sucede con los seres humanos, los caballos también tienen distinta “personalidad” y temperamento y eso varía un poco algunos detalles al momento de la doma, ahí radica el “arte” y la habilidad del domador, en saber interpretar y “leer” individualmente a cada caballo, de manera que el proceso de doma sea seguro para el "alumno" y para el "profesor".
  
Ya que estamos en el tema del temperamento de las distintas razas, ¿Qué les parece si lo repasamos brevemente?

Según su temperamento existen tres tipos de caballos:

Caballos de sangre fría (coldblood): 
Aquellos que son más bien muy tranquilos y calmados: son más resistentes que otros caballos, tienen carácter muy suave y paciente, son muy difíciles de asustar. Entran dentro de esta categoría las razas grandes y pesadas como por ejemplo el¨Percherón, el Clydesdale, el Caballo de Tiro Belga, el Caballo de Tiro Holandés, el Bretón, el Frisón, el Ardenés, el Suffolk, el Brabante y el Shire. Caballos que llegan al 1.80 m. y algunos pueden incluso superar fácilmente los 2 m. a la cruz y pesar más de una tonelada. Debido a sus características se usa generalmente para la tracción y las labores agrícolas.

Caballos de sangre tibia 
(warmblood)
Son razas obtenidas por el cruce de caballos de sangre fría con caballos de sangre caliente. De los primeros sacan su tranquilidad y docilidad y de los segundos su agilidad, resistencia y ligereza. Son las razas más difundidas, se usan para actividades como el dressage, la doma clásica, el polo, el salto, el adiestramiento, las cabalgatas recreacionales, el enduro y el tiro ligero. Las razas más comunes dentro de esta categoría están los de origen alemán como el Hanoveriano, el Westfaliano y el Trakener; también están los caballos franceses como el Camargues, el Merens, el Norman Cob, el Castillonais, el Francés de Silla y el Auvergne, dentro de los de sangre tibia están también razas como el Holsteiner, el Morgan, los Lusitanos y Andaluces, el Mustang,  el Azteca, el Quarter Horse, el Mangalarga, el Criollo, el Caballo Peruano de Paso, el Paso Fino Colombiano y otros más.

Caballos de sangre caliente (hotblood)
Son caballos de temperamento alerta y nervioso. Tienen una gran energía y resistencia., son caballos veloces, temperamentales y apasionados. Son esbeltos, ligeramente musculosos. Sus virtudes son también sus defectos, son caballos poco seguros y pueden ocasionar u ocasionarse lesiones con facilidad. Son difíciles de manipular y se recomienda que lo hagan personas conocedoras y profesionales. Son caballos caros (los más caros) Los más conocidos son el Árabe y el Inglés, también están el Thoroughbred (cruce del Ärabe con el Inglés), el Akhl Teke, y el Shagya Ärabe. Por su gran velocidad son usados para las carreras.


Hasta la próxima.




Dr. Rafael O'Phelan

lunes, 8 de diciembre de 2014

Los Juegos Pirotécnicos en la Mente de un Caballo




Hace algunos años, un 25 de diciembre, temprano por la mañana, recibí una llamada que perturbó enormemente esa Navidad. Era un querido amigo mío, que con la voz entrecortada, me solicitaba ayuda, dos de sus caballos yacían al lado de la carretera, gravemente heridos. ¿Qué había ocurrido…? Poco después supe en detalle la triste historia.

Cuando llegué donde me indicaron, vi a los dos nobles potros en una escena sacada de una película dramática, los pobres animalitos estaban todos maltrechos, heridos de muerte, agonizando. Habían sido atropellados por un bus. No pudimos hacer nada más que sacrificarlos humanamente y sacarlos de su sufrimiento lo antes posible.

La noche anterior, un grupo de familiares se había reunido para celebrar la Noche Buena. Pasadas las 12 y luego de los abrazos, tal y como acostumbran muchas personas, se juntaron fuera de casa para prender los fuegos artificiales que habían comprado para la ocasión. Seguramente fue espectacular, hermosas luces de todos los colores y formas en el cielo, iluminando la noche. Pero sus caballos percibieron todo de una manera distinta, entraron en pánico y, rompiendo todo cuanto los ataba, huyeron. Salieron corriendo desbocados por el miedo, “tratando de salvar sus vidas”. Lamentablemente en su huida, cruzaron una carretera, con tal mala suerte que fueron atropellados por un bus interprovincial que pasaba por ahí justo en ese preciso momento.

Nunca me había percatado, hasta ese momento, de cuan perturbador era el tema de los juegos pirotécnicos para la vida de los animales. Mientras nosotros los humanos celebramos, hay otros seres vivos que no entienden que ocurre, no tienen la capacidad de comprender esas cosas, sus cerebros son mucho más básicos.

En este caso, me voy a enfocar en los caballos, ya que son los animales que conozco profundamente; aunque estoy seguro que algo muy parecido ocurre en la mente de muchos asustados animalitos.

Como ya he explicado en algunos artículos anteriores, el caballo es un animal que ha sido visto como presa (alimento) de muchos depredadores durante los 55 millones de años que tiene sobre la faz de la tierra. Comenzó siendo un animal muy pequeñito (20 cm) en tierra de gigantes, comprendió muy rápidamente que, como herbívoro, no tenía grandes “armas de defensa” y que la mejor manera de proteger su vida era huyendo del peligro.

-¿Pero, qué era peligroso y que no?

Quién se quedó a evaluarlo, intentando responder esa pregunta, se convirtió en “cena” del depredador de turno. Esto quiere decir, que el gen que se transmitió a la siguiente generación fue el gen que “indicaba la orden” de huir ante el peligro, o mejor dicho, todo lo que pudiera ser, o parecer, peligroso. A ojos del caballo, todo lo que no conoce es potencialmente mortal y él tiene en la cabeza solo dos cosas, comer y no ser comido. Así de básico es el cerebro de un caballo.

En algunas zonas del Perú llueve mucho, ¿Y qué acompaña siempre a la lluvia? Pues, truenos. He visto a muchas personas temer a los truenos; a pesar que entienden perfectamente lo que son y que no hay forma en que puedan ser dañados por ese ruido. Conozco gente que tiene fobias, no solamente fobia a una serpiente o araña venenosa, potencialmente mortales, sino también gente que le tiene fobia a un gato o a los espacios abiertos (y un sinfín de cosas, que a la vista de muchos pueden parecer risibles) El cerebro sigue siendo un complejo laberinto de cosas que no hemos logrado entender todavía, y si eso nos pasa a los humanos, los seres vivos más inteligentes del planeta, imagínense lo que puede ocurrir dentro del cerebro de los animales “inferiores”.

Con todo esto no quiero, sino decirles, que nos pongamos a meditar por un momento en lo que puede “pensar” un caballo cuando oye y ve fuegos artificiales:… Seguramente, PÁNICO.

Para tratar de entenderlos mejor, Imaginémonos la siguiente situación:

Estamos haciendo un viaje con toda la familia a Ayacucho, estamos en el año 1988 (en plena época del terrorismo en el Perú, miedo, inseguridad y muerte por doquier), de pronto, en medio de la noche, oímos un fuerte ruido y el carro se comienza a mover sin control de un lado para el otro. Felizmente, gracias a la pericia del piloto, logramos detenernos sin más percances. Nos damos cuenta que todo fue producto de una pinchadura de llanta. Papá se baja del carro para cambiar el neumático, al bajar nota que el carro se detuvo justo frente a un viejo y lúgubre cementerio, algo derruido, con cruces sobre el piso y lápidas por todos lados.
De pronto, sentimos un escalofrío que recorre nuestra espalda de arriba a abajo, es solo el gélido viento que trae consigo un fuerte y lastimero ruido, pero igual se nos crispan todos los pelos de la nuca.
Las sombras no dejan de moverse, los chicos dentro del carro comienzan a gritar:

-¡Apúrate papá, tengo miedooo!.

Nos apuramos en sacar el repuesto, en ese momento sentimos que nos tocan levemente la espalda, uuuuuuuuy.

Nos giramos violentamente, solo para percatarnos que todo es solo producto de nuestra imaginación, la situación ha comenzado a afectarnos.

Justo cuando logramos ajustar el último perno de la llanta, oímos unos perros no muy lejos de ahí, ladrando y aullando; nuevamente se nos eriza el pelo de la nuca, no podemos evitar mirar al cementerio con algo de desconfianza.

Nos metemos en el carro, apurados y con el aliento contenido. Justo al momento de encender el vehículo, oímos un intenso ruido mientras una penetrante luz ilumina todo a nuestro alrededor. No podemos ver bien, la luz nos ciega, parece que viene de arriba.

-Oh Dios mío, lo que siempre temí, ¡Terroristas! ¿Ahora qué hacemos? ¿Por dónde huimos? ¿Nos van a matar?. 

Los chicos gritan con pavor.

- Aaaaah, ¡Papá!

-¡Cristo, ayúdame, no dejes que nos maten; Dios mío, mis hijos!…

Pasan unos largos y angustiosos segundos y nos damos cuenta que todo no es más que un volquete que ha descargado unas piedras para una obra que debe comenzar a primera hora de la mañana, el conductor ha prendido sus luces (justo directamente frente a nosotros) porque escuchó unos ruidos.

Somos seres inteligentes, pero igual, en algunas ocasiones nuestro instinto de supervivencia cobra protagonismo y se apodera de nuestro cerebro, la lógica pasa a un segundo plano, no hay tiempo para pensar, solo actuar…

Los caballos viven en ese estado permanentemente, temiendo a todo y a todos. Todo lo que no conocen es un depredador (Un terrorista que nos quiere secuestrar o asesinar), solo se sienten seguros dentro de su manada y bajo el mando de un confiable líder que vela por ellos permanentemente; todo lo demás se los quiere comer. ¿Se imaginan vivir en ese estado? Por eso son tan asustadizos.

Además debemos considerar que los caballos (y muchos otros animales) tienen el sentido de la vista y del oído sumamente desarrollados, los necesitan así de agudos para ver y oír a sus depredadores lo antes posible y ganar tiempo para poder huir. Los fuegos artificiales no solo los aterrorizan, sino que además lastiman sus agudos sentidos (incrementando el intenso miedo que ya los invade)

En resumen, los juegos pirotécnicos, por hermosos que sean (yo también creo que lo son) no solo son un peligro latente para nosotros mismos, sino que perturban a los animales en formas en que no siempre somos conscientes. Entiendo que a muchos no les importará u olvidarán lo que menciono y seguirán usando fuegos artificiales, pero por algún lado hay que comenzar. Espero que por lo menos uno de ustedes lo piense dos veces la próxima vez que considere comprar algún juego pirotécnico, si consigo eso, estaré más que feliz. Es un gran cambio el que ambiciono, lo sé, pero estoy seguro que paso a paso es posible, comencemos a producirlo nosotros, los que vemos a nuestros queridos animales como parte de nuestra familia, los que queremos a nuestros amigos animales, en algún momento contagiaremos a alguien y seremos cada vez más los que no usemos fuegos artificiales.

-¡Si se puede, si se puede, si se puede!

Un gran abrazo y hasta la próxima. 



Dr. Rafael O'Phelan


martes, 21 de enero de 2014

La Doma Racional



La Doma Racional

La domesticación del caballo se remonta, más o menos, al año 4,000 a.c., para ello el ser humano usó distintas técnicas, todas ellas desarrolladas bajo la premisa de que el caballo es un animal grande y fuerte que podría lastimarnos fácilmente si no es manejado “correctamente”, precisamente por eso es que el hombre comienza a usar herramientas y artilugios que balancearan la ventaja física que tiene el noble cuadrúpedo sobre nosotros, o lo que es lo mismo, empezó a usar la fuerza sobre el caballo para ganarle la batalla en ese sentido; resulta obvio que se llegó a usar la violencia para “hacerle entender” al animal qué es lo que queríamos de él, tanta violencia llega finalmente a “enseñarle” al caballo que: es mejor hacer lo que le pedimos o de otro modo sufrirá las consecuencias. Es tan cierto lo que digo, que se usan todavía términos tales como: quebrar, romper, someter y un largo y lamentable etcétera.

Que equivocado ha estado el hombre durante tanto tiempo, nosotros que nos llamamos inteligentes hemos usado la fuerza y la violencia para “domar” al caballo, cuando la violencia solo engendra violencia. Hemos visto al caballo de una manera totalmente equivocada, sin reparar en su naturaleza ni en sus verdaderas necesidades y digo verdaderas necesidades porque cuando hemos pensado en él lo hemos hecho desde nuestro punto de vista, sin considerar qué es lo que realmente necesita él y qué lo hace feliz; seguimos creyendo, arrogantemente, qué lo que nosotros pensamos es lo correcto, seguimos construyéndole "habitaciones" claustrofóbicas a un animal que ha vivido siempre en manada y libre, correteando en estepas, llanuras y bosques, lo hemos encerrado en boxes aislándolo de sus congéneres, cuando lo que él necesita es estar rodeado de ellos, les ponemos mantas y abrigos para protegerlos del frío, cuando ellos mismos son perfectamente capaces de desarrollar un pelo tupido y manejar su temperatura con un maravilloso sistema termo regulador, les ponemos herraduras pensando que protegemos sus cascos, cuando la evolución formó esos cascos para proteger la importante estructura que trabaja dentro de ellos. Menciono todo esto solo como una muy pequeña muestra de cuan equivocados estamos, los invito a ver al caballo como lo que es, un hermoso y noble animal sociable que tiene la necesidad de vivir como la madre naturaleza pretende que viva, en manada, en espacios amplios y  libres. Pero no me quiero alejar mucho de lo que me motiva a escribir este artículo, la doma natural. Para entender la doma natural es importante conocer un poco de la verdadera naturaleza del caballo, sus orígenes, su manera de pensar, su manera de reaccionar y su manera de relacionarse.


El caballo aparece en la faz de la tierra hace muchísimos años, millones de años, y durante todo ese tiempo el caballo ha sido presa de innumerables depredadores, incluyendo al hombre; para poder sobrevivir tuvo que evolucionar y adaptarse. En esa adaptación es que el caballo aprendió a vivir en manada, en la manada encontró seguridad y compañía, es por tanto un animal sociable y “organizado”, organizado en el sentido que tienen un orden jerárquico, hay un guía y un protector, hay un alfa, un beta, un gamma… y finalmente un omega, cada uno tiene una posición en la manada. La guía es la yegua más vieja, la que tiene más experiencia y sabiduría, la que indica la dirección más segura para huir, la que señala el camino correcto para llegar al agua y al pasto; también está el líder protector, un potro joven y fuerte, el que indica cuando huir, el que va al final cerrando filas asegurándose que todos estén en la manada, el que pone orden y protege. Además, para poder comunicarse, el caballo desarrolló un lenguaje propio, pero como se trata de un animal presa, su lenguaje es un lenguaje físico, gestual, casi mudo. Si su “idioma” fuese vocal, sonoro, ruidoso; estos sonidos lo delatarían ante posibles depredadores y serían presas fáciles. De hecho el caballo emite sonidos solo en determinadas situaciones, por ejemplo: un relincho característico para saludar a sus congéneres o una especie de “chirrido” quejumbroso cuando quiere alejar a otro caballo de su lado. Por lo demás, la comunicación es física, gestual, lo más conocido es seguramente la posición en que pone las orejas, pero también usa los belfos, los ojos, la cabeza misma, las patas, el cuello, el lomo, la posición y ángulo que adopta, es decir, básicamente “habla” con el cuerpo, la forma en que mueve cada parte de su anatomía tiene un significado según cada situación.

El caballo también aprendió a seguir las indicaciones de sus líderes, sin cuestionarlas ni por un segundo, el caballo que no huía cuando recibía la indicación de hacerlo y se quedó quieto para ver porqué el líder le “dijo” ¡Corre! se convirtió en alimento del depredador de turno y no transmitió esos genes, sino que lo hicieron aquellos que funcionaban en bien de la manada y según sus “reglas”.

En todo esto que acabo de describir se basa la doma racional, en saber interpretar la naturaleza y el lenguaje del caballo, es saber decirle, en su idioma, que no le voy a hacer daño, que soy su amigo, es ganarse, sin violencia, la posición del líder de la manada, así querrá estar a mi lado voluntariamente, seguirá mis indicaciones sin cuestionarlas y se sentirá seguro conmigo. Un animal que ha vivido toda su vida huyendo encuentra muy gratificante el hecho de sentir seguridad, nada mejor que vivir tranquilo.

El caballo tiene solo dos objetivos en la vida: comer y no ser comido. Muchos domadores “premian” al caballo con comida, sin comprender que ellos no lo sienten como premio, durante millones de años solo han tenido que bajar la cabeza para poder comer. Estamos acostumbrados a tener como mascotas a perros y gatos y los queremos tratar igual, pero la naturaleza de un caballo es distinta, a diferencia de un perro o un gato, o lo que es lo mismo, un lobo o un león, son depredadores por excelencia, para ellos la comida sí es un premio, un lobo o un león tiene que buscar su comida, atraparla, matarla, cuidarla para que no se la arrebaten… incluso pelear por ella…y finalmente, cuando se la come, siente cada bocado como un premio a su esfuerzo. Pero como ya dije, son naturalezas totalmente distintas. Los seres humanos han “domesticado” al caballo hace varios miles de años (sometido diría yo), les hemos “hablado” en nuestro idioma, esperando sin éxito que nos entiendan, pero pongámonos a pensar, ¿No es más fácil entender que si nosotros somos más inteligentes, somos nosotros los que deberíamos intentar entenderlos a ellos?

Felizmente, hace algunas décadas, personas con una sensibilidad especial, “descubrieron” el lenguaje del caballo y entendieron mejor su naturaleza, gracias al avance de la tecnología y a la globalización, estos conocimientos, poco a poco, están derrumbado fronteras y están llegando a todos los rincones del mundo, lastimosamente en el Perú no se sabe casi nada de esto (muchos incrédulos me tildan de “loco” por practicar esta doma)

Con la doma racional consigo que el caballo me vea como su líder y amigo, como una zona de seguridad; si le indico que no hay peligro, él estará tranquilo, si le enseño que no es peligroso, confiará en mí. Esto trae como resultado que mi amigo el caballo haga lo que le pido con la mejor disposición y tranquilidad, lo cual me garantiza mejores  resultados y mayor seguridad para ambos. Pero como todo, el aprendizaje debe ser gradual, nadie espera que un niño entre a primer grado y le enseñen inmediatamente a sacar raíces cuadradas, logaritmos, cosenos o tangentes, entendemos fácilmente que tiene que aprender primero los números, uno a uno, poco a poco. Igual el caballo, puede aprender mucho, pero hay que tener paciencia y enseñarles gradualmente.

En este artículo no pretendo enseñarte doma racional, solo quiero hacer de tu conocimiento, que existe una doma alternativa a la doma clásica, ésta doma clásica en la que se doblega la voluntad del caballo, incluso se violenta la propia dignidad del noble animal y se le somete violentamente a la necesidad del domador. Lo que te estoy diciendo es que creo que hay un tipo de doma mejor, una en la que ganarás un amigo de por vida y que te sorprenderá con todo lo que puede darte y enseñarte. Tú mismo, ¿No haces acaso mejor tu trabajo si te gusta lo que haces y disfrutas haciéndolo? ¿Quién consigue mejores resultados, el jefe que lidera con el ejemplo, aquel que te valora y considera, o aquel jefe que te maltrata e impone, un jefe abusivo y arrogante?

La doma racional ha sido llamada también: doma inteligente, doma natural o doma sin violencia. Estoy completamente seguro que conseguirás más y mejores cosas (en una fracción del tiempo) si optas por ver al caballo como lo que es, un caballo, un noble animal, piensa en él en esos términos, no lo humanices, las necesidades humanas son diferentes, debido a su naturaleza sus requerimientos son distintos y su manera de ver el mundo es también distinta. Cuando crees que el caballo no está aprendiendo algo no lo culpes a él, analiza que está haciendo mal el que intenta enseñarle ese algo. ¿Quieres comprender a tu caballo? intenta pensar como él.

Por último quiero decirte que, aún si no sabes nada de doma racional, pero tratas con amor a tu noble amigo, poco a poco irás ganando su confianza, ten paciencia y verás los grandes resultados, trabaja siempre al ritmo que él te imponga, no a tu ritmo, no lo apures, te digo que si vas a enseñarle algo a tu caballo y pretendes conseguirlo en 15 minutos, lo más probable es que te tome todo el día, proponte hacerlo en todo el día y lo más probable es que lo consigas en 15 minutos. Las indicaciones a tu caballo tienen que ser siempre: precisas, claras y justas. Ten siempre en cuenta que su aprendizaje es progresivo. Diviértete con él y él se divertirá contigo.



“QUIEN CREE SABERLO TODO, NO TIENE ESPACIO PARA APRENDER”




                                                                              Dr. Rafael O’Phelan