martes, 21 de enero de 2014

La Doma Racional



La Doma Racional

La domesticación del caballo se remonta, más o menos, al año 4,000 a.c., para ello el ser humano usó distintas técnicas, todas ellas desarrolladas bajo la premisa de que el caballo es un animal grande y fuerte que podría lastimarnos fácilmente si no es manejado “correctamente”, precisamente por eso es que el hombre comienza a usar herramientas y artilugios que balancearan la ventaja física que tiene el noble cuadrúpedo sobre nosotros, o lo que es lo mismo, empezó a usar la fuerza sobre el caballo para ganarle la batalla en ese sentido; resulta obvio que se llegó a usar la violencia para “hacerle entender” al animal qué es lo que queríamos de él, tanta violencia llega finalmente a “enseñarle” al caballo que: es mejor hacer lo que le pedimos o de otro modo sufrirá las consecuencias. Es tan cierto lo que digo, que se usan todavía términos tales como: quebrar, romper, someter y un largo y lamentable etcétera.

Que equivocado ha estado el hombre durante tanto tiempo, nosotros que nos llamamos inteligentes hemos usado la fuerza y la violencia para “domar” al caballo, cuando la violencia solo engendra violencia. Hemos visto al caballo de una manera totalmente equivocada, sin reparar en su naturaleza ni en sus verdaderas necesidades y digo verdaderas necesidades porque cuando hemos pensado en él lo hemos hecho desde nuestro punto de vista, sin considerar qué es lo que realmente necesita él y qué lo hace feliz; seguimos creyendo, arrogantemente, qué lo que nosotros pensamos es lo correcto, seguimos construyéndole "habitaciones" claustrofóbicas a un animal que ha vivido siempre en manada y libre, correteando en estepas, llanuras y bosques, lo hemos encerrado en boxes aislándolo de sus congéneres, cuando lo que él necesita es estar rodeado de ellos, les ponemos mantas y abrigos para protegerlos del frío, cuando ellos mismos son perfectamente capaces de desarrollar un pelo tupido y manejar su temperatura con un maravilloso sistema termo regulador, les ponemos herraduras pensando que protegemos sus cascos, cuando la evolución formó esos cascos para proteger la importante estructura que trabaja dentro de ellos. Menciono todo esto solo como una muy pequeña muestra de cuan equivocados estamos, los invito a ver al caballo como lo que es, un hermoso y noble animal sociable que tiene la necesidad de vivir como la madre naturaleza pretende que viva, en manada, en espacios amplios y  libres. Pero no me quiero alejar mucho de lo que me motiva a escribir este artículo, la doma natural. Para entender la doma natural es importante conocer un poco de la verdadera naturaleza del caballo, sus orígenes, su manera de pensar, su manera de reaccionar y su manera de relacionarse.


El caballo aparece en la faz de la tierra hace muchísimos años, millones de años, y durante todo ese tiempo el caballo ha sido presa de innumerables depredadores, incluyendo al hombre; para poder sobrevivir tuvo que evolucionar y adaptarse. En esa adaptación es que el caballo aprendió a vivir en manada, en la manada encontró seguridad y compañía, es por tanto un animal sociable y “organizado”, organizado en el sentido que tienen un orden jerárquico, hay un guía y un protector, hay un alfa, un beta, un gamma… y finalmente un omega, cada uno tiene una posición en la manada. La guía es la yegua más vieja, la que tiene más experiencia y sabiduría, la que indica la dirección más segura para huir, la que señala el camino correcto para llegar al agua y al pasto; también está el líder protector, un potro joven y fuerte, el que indica cuando huir, el que va al final cerrando filas asegurándose que todos estén en la manada, el que pone orden y protege. Además, para poder comunicarse, el caballo desarrolló un lenguaje propio, pero como se trata de un animal presa, su lenguaje es un lenguaje físico, gestual, casi mudo. Si su “idioma” fuese vocal, sonoro, ruidoso; estos sonidos lo delatarían ante posibles depredadores y serían presas fáciles. De hecho el caballo emite sonidos solo en determinadas situaciones, por ejemplo: un relincho característico para saludar a sus congéneres o una especie de “chirrido” quejumbroso cuando quiere alejar a otro caballo de su lado. Por lo demás, la comunicación es física, gestual, lo más conocido es seguramente la posición en que pone las orejas, pero también usa los belfos, los ojos, la cabeza misma, las patas, el cuello, el lomo, la posición y ángulo que adopta, es decir, básicamente “habla” con el cuerpo, la forma en que mueve cada parte de su anatomía tiene un significado según cada situación.

El caballo también aprendió a seguir las indicaciones de sus líderes, sin cuestionarlas ni por un segundo, el caballo que no huía cuando recibía la indicación de hacerlo y se quedó quieto para ver porqué el líder le “dijo” ¡Corre! se convirtió en alimento del depredador de turno y no transmitió esos genes, sino que lo hicieron aquellos que funcionaban en bien de la manada y según sus “reglas”.

En todo esto que acabo de describir se basa la doma racional, en saber interpretar la naturaleza y el lenguaje del caballo, es saber decirle, en su idioma, que no le voy a hacer daño, que soy su amigo, es ganarse, sin violencia, la posición del líder de la manada, así querrá estar a mi lado voluntariamente, seguirá mis indicaciones sin cuestionarlas y se sentirá seguro conmigo. Un animal que ha vivido toda su vida huyendo encuentra muy gratificante el hecho de sentir seguridad, nada mejor que vivir tranquilo.

El caballo tiene solo dos objetivos en la vida: comer y no ser comido. Muchos domadores “premian” al caballo con comida, sin comprender que ellos no lo sienten como premio, durante millones de años solo han tenido que bajar la cabeza para poder comer. Estamos acostumbrados a tener como mascotas a perros y gatos y los queremos tratar igual, pero la naturaleza de un caballo es distinta, a diferencia de un perro o un gato, o lo que es lo mismo, un lobo o un león, son depredadores por excelencia, para ellos la comida sí es un premio, un lobo o un león tiene que buscar su comida, atraparla, matarla, cuidarla para que no se la arrebaten… incluso pelear por ella…y finalmente, cuando se la come, siente cada bocado como un premio a su esfuerzo. Pero como ya dije, son naturalezas totalmente distintas. Los seres humanos han “domesticado” al caballo hace varios miles de años (sometido diría yo), les hemos “hablado” en nuestro idioma, esperando sin éxito que nos entiendan, pero pongámonos a pensar, ¿No es más fácil entender que si nosotros somos más inteligentes, somos nosotros los que deberíamos intentar entenderlos a ellos?

Felizmente, hace algunas décadas, personas con una sensibilidad especial, “descubrieron” el lenguaje del caballo y entendieron mejor su naturaleza, gracias al avance de la tecnología y a la globalización, estos conocimientos, poco a poco, están derrumbado fronteras y están llegando a todos los rincones del mundo, lastimosamente en el Perú no se sabe casi nada de esto (muchos incrédulos me tildan de “loco” por practicar esta doma)

Con la doma racional consigo que el caballo me vea como su líder y amigo, como una zona de seguridad; si le indico que no hay peligro, él estará tranquilo, si le enseño que no es peligroso, confiará en mí. Esto trae como resultado que mi amigo el caballo haga lo que le pido con la mejor disposición y tranquilidad, lo cual me garantiza mejores  resultados y mayor seguridad para ambos. Pero como todo, el aprendizaje debe ser gradual, nadie espera que un niño entre a primer grado y le enseñen inmediatamente a sacar raíces cuadradas, logaritmos, cosenos o tangentes, entendemos fácilmente que tiene que aprender primero los números, uno a uno, poco a poco. Igual el caballo, puede aprender mucho, pero hay que tener paciencia y enseñarles gradualmente.

En este artículo no pretendo enseñarte doma racional, solo quiero hacer de tu conocimiento, que existe una doma alternativa a la doma clásica, ésta doma clásica en la que se doblega la voluntad del caballo, incluso se violenta la propia dignidad del noble animal y se le somete violentamente a la necesidad del domador. Lo que te estoy diciendo es que creo que hay un tipo de doma mejor, una en la que ganarás un amigo de por vida y que te sorprenderá con todo lo que puede darte y enseñarte. Tú mismo, ¿No haces acaso mejor tu trabajo si te gusta lo que haces y disfrutas haciéndolo? ¿Quién consigue mejores resultados, el jefe que lidera con el ejemplo, aquel que te valora y considera, o aquel jefe que te maltrata e impone, un jefe abusivo y arrogante?

La doma racional ha sido llamada también: doma inteligente, doma natural o doma sin violencia. Estoy completamente seguro que conseguirás más y mejores cosas (en una fracción del tiempo) si optas por ver al caballo como lo que es, un caballo, un noble animal, piensa en él en esos términos, no lo humanices, las necesidades humanas son diferentes, debido a su naturaleza sus requerimientos son distintos y su manera de ver el mundo es también distinta. Cuando crees que el caballo no está aprendiendo algo no lo culpes a él, analiza que está haciendo mal el que intenta enseñarle ese algo. ¿Quieres comprender a tu caballo? intenta pensar como él.

Por último quiero decirte que, aún si no sabes nada de doma racional, pero tratas con amor a tu noble amigo, poco a poco irás ganando su confianza, ten paciencia y verás los grandes resultados, trabaja siempre al ritmo que él te imponga, no a tu ritmo, no lo apures, te digo que si vas a enseñarle algo a tu caballo y pretendes conseguirlo en 15 minutos, lo más probable es que te tome todo el día, proponte hacerlo en todo el día y lo más probable es que lo consigas en 15 minutos. Las indicaciones a tu caballo tienen que ser siempre: precisas, claras y justas. Ten siempre en cuenta que su aprendizaje es progresivo. Diviértete con él y él se divertirá contigo.



“QUIEN CREE SABERLO TODO, NO TIENE ESPACIO PARA APRENDER”




                                                                              Dr. Rafael O’Phelan

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